DESPEJAR VARIABLES

 

Por José Maximiliano Marcantoni (*)

Diciembre de 2017.

En la escuela secundaria cuando había que resolver ecuaciones, siempre el objetivo era despejar las variables para llegar al resultado de la ecuación. De la misma forma habiéndose clarificado la variable política, el foco está en la macro y hoy el gobierno se enfrenta a esta misma situación: debe despejar variables para dar mayor certidumbre a los agentes económicos al tiempo que soluciona –o intenta solucionar- los problemas de la economía.

         La inflación es uno de los temas centrales que aún no se logran solucionar. Prueba de ello es el anuncio del día jueves del sinceramiento, modificación, readecuación o como quiera llamárselo, de la meta de inflación del BCRA. La respuesta automática fue la suba del dólar, ni más ni menos que de más de un 10% en Diciembre, hecho que alimenta la presión inflacionaria por más que se sostenga que “no se trasladará a precios”.

         El dilema de las LEBACS es un tema aparte: si Sturzenegger baja la tasa inyectará al mercado un aluvión de pesos de los cuales muchos irán a compra de moneda extranjera, aumentando el tipo de cambio, la fuga de divisas y generando una mayor presión inflacionaria. La baja de tasa de LEBACS en el mercado secundario generada por el propio BCRA parecería ser una señal en este sentido.

Si por el contrario, mantiene las tasas en niveles similares a los actuales, el sistema financiero profundizará sus problemas de liquidez –los cuales se agravaron durante los últimos meses- lo que a su vez llevará indefectiblemente a un freno en el crédito y su efecto multiplicador en la economía. Preocupante es también el nivel de deuda acumulado por la emisión de LEBACS, también llamado déficit cuasifiscal.

         Finalmente, la “gran variable a resolver” es la sostenibilidad del modelo de financiar con deuda los déficits gemelos, atento que ya hay un semáforo amarillo en los niveles de deuda sobre PBI (ya no queda mucha posibilidad para seguir endeudándose al ritmo que lo venimos haciendo), lo cual cada vez acota más el margen de maniobra del gobierno para aportar soluciones genuinas en tiempos que se acortan. De más está mencionar que altos niveles de deuda e inflación desincentivan inversiones no financieras (las inversiones que realmente le sirven al país) y elimina de cuajo cualquier brote verde.

         Comenzando 2018, se avizora un año desafiante donde los actores de la economía esperan se puedan despejar al menos algunas de las variables y finalmente -en un país tan volátil como el nuestro- tener al menos algo de certidumbre en cuanto al futuro.

(*) José Maximiliano Marcantoni es Magister en Dirección de Empresas (MBA) de UADE, licenciado en administración (UBA), convencido de la economía como herramienta resolutiva, consultor empresarial de QCC Consultores.